FEDEPEM  y ACUMAFU , quieren denunciar la falta de sensibilidad de algunos familiares que tras el funeral y el crematorio, olvidan recoger las cenizas del difunto.

En España hay 2.429 Tanatorios con 7.050 salas para velatorios y en los  ultimos cinco años no se han recogido las cenizas de 180.000 personas incineradas de las más de 1.250.000 que se realizaron en este periodo y que corresponden a 250.000 al año, aproximadamente.
Este dato supone el14% de las urnas abandonadas al año, por sus familiares y dependiendo de cada Comunidad Autónoma, la cifra de abandonos varía en función del número de habitantes.
Las que más abandono tienen son Madrid con un 5% 9.000 urnas, Barcelona con un 4,9% 8.820 urnas y el resto de capitales de provincia entorno al 3% de abandonos.
Muchos de estos abandonos se corresponden al inicio del COVID-19 y del retraso que había en las incineraciones, que por falta de sitio se desplazaron por toda España para su incineración.
Se calcula que se abandonaron solo en ese periodo unas 80.000 urnas y si la situación fuera normalizada sin la pandemia, estaríamos hablando del entorno al 8% de abandonos con solo 100.000 urnas aproximadamente. Fuentes consultadas por ACUMAFU y FEDEPEM, Funerarias, Tanatorios, Recordarium y Panasef, muestran un preocupante aumento del abandono que se produce de las urnas por parte de los familiares.  En la mayoría de los casos no se cumplieron los deseos del difunto y la familia opto por lo más barato y sencillo, aun teniendo un seguro de decesos.
Cuentan algunos comerciales de las Funerarias que hay familiares que preguntan, que si eligen el funeral más económico, tienen derecho que el seguro les devuelva la diferencia del dinero. Sin duda el almacenamiento de urnas es un problema para las Funerarias, pues no cuentan con la renuncia escrita de esas cenizas por parte de los familiares y que facilitarían su tratamiento. Se hace necesario garantizar las últimas voluntades, mediante la garantía de los seguros de decesos, quienes deben hacer cumplir los deseos que el difunto contrato, sin que ningún familiar pueda alterarlo. Existen todo tipo de alternativas en nuestra sociedad, que permiten respetar las voluntades de los difuntos, sin que ello suponga una responsabilidad familiar, aunque en ocasiones el cónyuge, es el responsable de cumplir las voluntades del difunto o difunta.